“¡Domingo de skin care! Recién me levanto y esta carita no se cuida sola. ¡Acompañame que te muestro mi rutina de hoy!
Primer paso: nos limpiamos bien la carita.
Segundo paso: nos hacemos una mascarilla con un gel de aloe vera hipoalergénico. Es para todas las edades.
Ahora humectamos con esta crema increíble. Y ahora mi parte favorita…un buen masaje para que toda esa cremita se te meta bien en la piel. ¡Siempre terraza, eh! ¡Para arriba, para arriba, para arriba!”
¿De dónde crees que proviene este texto? ¿De un tutorial de cuidado de la piel, quizás? Ahora, ¿cómo imaginas a la persona que lo pronunció? ¿Te viene a la mente una mujer adulta o tal vez, una joven influencer? En realidad, lo dijo una niña de 9 años que vende cremas en Instagram.
La pequeña aparece frente a cámara con una bata de seda rosa y una vincha de toalla. Mientras utiliza un rodillo de cuarzo para mostrar cómo aplicar el producto y masajear la piel, repite el texto que un adulto escribió para que vendiera más cremas.
Ahora, podríamos cuestionarnos: ¿Por qué una niña tendría que someterse a un tratamiento que no necesita? ¿Por qué debe recomendar aplicar la crema hacia arriba para tonificar la piel? ¿Es posible que una niña de esa edad sufra de flacidez o arrugas?
Este es un claro ejemplo de lo que denominamos la adultización de la niñez en los medios de comunicación.
¿Qué es?
La adultización de la niñez se produce cuando la industria, así como las familias, difunden anuncios, publicaciones y diversas imágenes que retratan a niños y niñas con características propias de adultos. Estas características pueden ser físicas, como el uso de ropa, accesorios y maquillaje, pero también incluyen actitudes, como la postura corporal, la forma de hablar y la reproducción de palabras o pensamientos impuestos por los adultos.
Lamentablemente, encontramos ejemplos de esta adultización en todos lados: desde publicidades en revistas y televisión hasta gráficas de moda en espacios públicos, sin olvidar su presencia en las redes sociales:
Tal vez hayas visto alguna vez esos perfiles de niños y niñas que se presentan con vestimenta adulta y posan de manera sugestiva. El problema es que esos menores de edad suelen ser sobreexpuestos con orgullo por sus propias madres.
¿Cuáles son sus riesgos?
Los especialistas en ciberseguridad aseguran que ciertas imágenes de niños y niñas adultizados pueden ser usadas para fines como la pornografía infantil, el ciberacoso, el ciberbullying o la cibersuplantación de identidad.
Sin embargo, el peligro no sólo está afuera, a nivel interno también. A esto se refiere Alicia Hermoso Soto, pedagoga y doctoranda en Educación, quien sostiene que “la adultización en menores supone frenar o distorsionar parte del desarrollo psicológico o incluso físico, normativo coherente a sus edades”.
Dicha distorsión puede implicar un problema psicológico grave, ya que muchas veces podemos encontrar niños y niñas aparentemente maduros, pero infantilizados a nivel psicológico en su edad. Es decir, su conducta o su vestimenta puede llevarnos a tratarlos como si tuvieran un desarrollo cognitivo distinto al que verdaderamente tienen.
¿Por qué adultizamos a las infancias?
Aquellas familias que comparten imágenes de sus hijos adultizados por lo general lo hacen por una falsa creencia: la idea de que cuando un niño o niña tiene características adultas significa que es más inteligente, más precoz, más capacitado o superdotado. Al mismo tiempo, la adultización deviene de la necesidad de llamar la atención y mostrarles a todos cuán especial es nuestro niño.
Si sientes identificación con esta forma de mostrar a tus hijos, tienes que saber que esta falsa creencia no es casual. Por el contrario, es un pensamiento condicionado por el mercado: por una industria que impone la tendencia de representar a las infancias como “adultos en miniatura” para integrarlas pronto al mercado de consumo.
Enseguida pasan de ser niños a ser consumidores, lo que habilita a que el mercado genere nuevas líneas de productos, marcas y publicidades que les hablan a los niños como usuarios de los productos y a los padres como clientes, es decir, como compradores.
Es importante que sepas esto, para que comprendas que el compartir imágenes de niños y niñas adultizados no es un acto que nace del amor más puro que sientes por tus hijos, sino que tiene raíz en un mercado que no para de crear consumidores, arrasando con el tiempo de la infancia, un tiempo que vale oro y que constantemente estamos “quemando” o limitando.
¡No está mal que sientas orgullo por tus niños y quieras mostrarle al mundo lo geniales que son! Sin embargo, es fundamental que cuando compartas imágenes lo hagas de la manera correcta, para evitar dañar su imagen o ponerlos en riesgo.
FUENTES CONSULTADAS:
Enacom-Senaf-Sedronar. Serie: Adolescencias, Juventudes, Medios y Tic. Sociedad de consumo: lógicas, discursos y representaciones.
https://www.enacom.gob.ar/materiales-teoricos_p5851
Villalbilla,E.L.(1 de abril de 2024) La adultización de los menores: cuando los niños quieren ser niños, pero la sociedad no les deja. Infobae.
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